1. Contexto y origen de la negociación
Tras años de reclamaciones por parte de los trabajadores y movimientos sindicales, el Gobierno y los principales sindicatos —UGT y CCOO— iniciaron en marzo de 2025 una ronda de conversaciones con el objetivo de revisar la jornada laboral máxima legal. La propuesta de reducirla de las 40 horas semanales actuales a 37,5 horas surgió del diagnóstico conjunto sobre la creciente precariedad y el estrés laboral, agravados por la digitalización y la cultura del “sempre conectados”. En la fase previa, se celebraron foros en el Ministerio de Trabajo con representantes de pequeñas y medianas empresas, economistas y expertos en salud ocupacional. “Necesitamos un marco que reconozca el valor del tiempo personal y proteja tanto la salud mental como la productividad sostenible”, declaró la ministra de Trabajo al presentar el acuerdo preliminar. Esta oferta buscaba además alinearse con la recomendación de la Comisión Europea de fomentar jornadas más flexibles para mejorar el bienestar y reducir el absentismo, y abrió la puerta a un pacto que debía incorporar medidas compensatorias para sectores con picos estacionales de demanda.
2. Detalles clave del acuerdo alcanzado
El texto final establece que, a partir de enero de 2026, la jornada laboral máxima legal en España será de 37,5 horas semanales, distribuidas en cinco días de trabajo con la posibilidad de concentrar hasta dos horas en jornadas intensivas. Se fija asimismo un periodo de adaptación de seis meses para que las empresas preparen ajustes en turnos y horarios. El acuerdo incorpora un régimen de horas extra voluntarias, limitadas a un máximo de 30 horas al año, sometidas a un recargo salarial del 75 % en el primer tramo y del 100 % en caso de superar las 20 horas. Además, se prevé que las horas no realizadas por causa de enfermedad o baja maternal se computen como jornada cumplida, evitando penalizaciones. “Hemos buscado un equilibrio entre la flexibilidad empresarial y la seguridad de los trabajadores”, aseguró el secretario general de UGT en la firma del pacto. Por último, se crea una comisión mixta de seguimiento que evaluará el impacto de la medida cada doce meses y podrá proponer ajustes en función de indicadores de empleo y productividad.

3. Reacciones sindicales y mirada de los trabajadores
UGT y CCOO celebraron el acuerdo como una victoria histórica tras décadas de lucha por la conciliación y el reconocimiento del esfuerzo laboral. Los sindicatos organizaron ruedas de prensa simultáneas en Madrid, Barcelona y Sevilla, donde destacaron que la nueva jornada contribuirá a la reducción del agotamiento físico y mental y al aumento de la calidad de vida familiar. “Hoy ganamos horas para la familia, el descanso y el autocuidado, sin perder competitividad ni ingresos”, afirmó el líder de CCOO, animando a las bases a participar activamente en las cláusulas de seguimiento. En foros digitales, miles de trabajadores expresaron su satisfacción y compartieron testimonios sobre el impacto del exceso de horas en la salud: desde trastornos del sueño hasta problemas de concentración. Algunos colectivos de docentes y personal sanitario, sin embargo, advirtieron que la reducción de horas no debe traducirse en recortes de plantilla, por lo que exigieron garantías de refuerzo de personal para evitar la sobrecarga de tareas.
4. Posición del Gobierno y respuesta empresarial
El Ejecutivo presentó el acuerdo como parte de su “agenda social” para la presente legislatura, subrayando el respaldo de la patronal a algunos puntos del texto, como la adaptación progresiva y el refuerzo de la formación continua. La ministra de Trabajo resaltó que la medida no penaliza a las empresas, sino que las estimula a optimizar procesos y fomentar entornos laborales atractivos para retener talento. No obstante, la CEOE emitió un comunicado valorando positivamente el principio de reducción, pero pidió criterios claros para evitar rigideces excesivas que puedan lastrar la competitividad, especialmente en industrias con ciclos de producción continuos. “El reto estará en adaptar los calendarios industriales y logísticos sin efectos negativos en la cadena de suministro”, señaló su presidente. Pequeñas y medianas empresas mostraron dudas sobre el coste de la adaptación, por lo que el Gobierno anunció incentivos fiscales temporales y ayudas directas para digitalizar la gestión de horarios y fichajes.
5. Impacto previsto en productividad y bienestar
Diversos estudios internos del Ministerio de Trabajo prevén que el nuevo marco reducirá el absentismo en un 8 % y aumentará la satisfacción laboral en un 15 % durante el primer año de aplicación. Expertos en recursos humanos consultados por el Gobierno estiman que jornadas ligeramente más cortas favorecen la concentración y reducen los errores, lo que, a medio plazo, puede traducirse en incrementos de productividad de hasta el 5 %. “Invertir en horas de descanso es invertir en calidad de trabajo; un empleado descansado rinde más, está más motivado y genera menos costes indirectos por bajas”, explica una consultora especializada en salud ocupacional. Además, el pacto incluye un programa de formación sobre gestión del tiempo y ergonomía para directivos y mandos intermedios, con el fin de apoyar la transición cultural hacia nuevos hábitos de trabajo y promover prácticas saludables en la oficina y el teletrabajo.
6. Próximos pasos y desafíos de implementación
Con el acuerdo firmado, el calendario establece su publicación en el BOE antes de octubre de 2025 y su entrada en vigor en enero de 2026, tras el periodo de adaptación. La comisión mixta de seguimiento, integrada por gobierno, sindicatos y patronal, se reunirá por primera vez en febrero para definir los indicadores de seguimiento y metodologías de evaluación. Entre los desafíos pendientes figuran la coordinación con las comunidades autónomas, que gestionan la inspección laboral, y el desarrollo de tecnologías compatibles con el registro horario eficaz y transparente. Asimismo, será esencial monitorizar los sectores más dinámicos, como el turismo y la tecnología, para garantizar que la flexibilidad no suponga brechas salariales ocultas. Tanto agentes sociales como empresariales coinciden en que la clave del éxito reside en la cooperación continua y en ajustar sobre la marcha las medidas, para asegurar que la jornada de 37,5 horas sea un avance real en la calidad de vida sin comprometer la competitividad de la economía española.
